Las propiedades de la albahaca, conocida también como albahaca moruna, cubren un amplio espectro de acción. La planta sirve como sedante, para calmar el dolor, como desinfectante, expectorante, es antiflatulenta y se indica cuando hay sequedad de vientre. Si se emplea con fines medicinales sólo debe usarse fresca, tomada antes de la floración. Su sabor se vuelve picante con el paso del tiempo.
Las hojas y tallos finos de la albahaca sirven como elemento para el preparado de fármacos no sintéticos que se elaboran en la botica casera. En este sentido puede decirse que los poderes de la albahaca han estado permanentemente entre los “remedios de la abuela”.
El brebaje se lleva a cabo cociendo un manojo (de entre 15 y 25 g) de hojas verdes de albahaca hervidos en 1000 ml de agua. Luego de estacionarlo por un par de horas se procede a realizar el filtrado.
La albahaca es buena para la digestión ayudando en el metabolismo de los alimentos y en los procesos digestivos en general. Se toma en tisanas, en bebidas potentes, también en infusión, recomendadas en diverso tratamientos tales como evitar la caída del cabello o combatir la halitosis o mal aliento.
El té de albahaca se ha utilizado para purificar el torrente sanguíneo y para estimular la lactancia de las madres cuando no produce leche. Se usa en gargarismos, haciendo buches tibios, para curar la fiebre aftosa y las inflamaciones de garganta. Para las jaquecas o resfriados se utilizan las hojas frescas machacadas y se administran al modo del rapé o inhalando sus vapores mediante saunas faciales. Sus semillas cocidas con vino y miel tienen propiedades febrífugas y calman los espasmos de los órganos digestivos tomadas como jarabe.
Los milagros de la albahaca no han terminado. Se juntan en ella poderes curativos y preventivos que conviene tener en cuenta. Su cultivo en jardines, macetas y huertas la convierten en una aliada doméstica cuyo influjo no deja de hacer efecto en nuestra vida cotidiana.
Las hojas y tallos finos de la albahaca sirven como elemento para el preparado de fármacos no sintéticos que se elaboran en la botica casera. En este sentido puede decirse que los poderes de la albahaca han estado permanentemente entre los “remedios de la abuela”.
El brebaje se lleva a cabo cociendo un manojo (de entre 15 y 25 g) de hojas verdes de albahaca hervidos en 1000 ml de agua. Luego de estacionarlo por un par de horas se procede a realizar el filtrado.
La albahaca es buena para la digestión ayudando en el metabolismo de los alimentos y en los procesos digestivos en general. Se toma en tisanas, en bebidas potentes, también en infusión, recomendadas en diverso tratamientos tales como evitar la caída del cabello o combatir la halitosis o mal aliento.
El té de albahaca se ha utilizado para purificar el torrente sanguíneo y para estimular la lactancia de las madres cuando no produce leche. Se usa en gargarismos, haciendo buches tibios, para curar la fiebre aftosa y las inflamaciones de garganta. Para las jaquecas o resfriados se utilizan las hojas frescas machacadas y se administran al modo del rapé o inhalando sus vapores mediante saunas faciales. Sus semillas cocidas con vino y miel tienen propiedades febrífugas y calman los espasmos de los órganos digestivos tomadas como jarabe.
Los milagros de la albahaca no han terminado. Se juntan en ella poderes curativos y preventivos que conviene tener en cuenta. Su cultivo en jardines, macetas y huertas la convierten en una aliada doméstica cuyo influjo no deja de hacer efecto en nuestra vida cotidiana.
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