El comúnmente llamado "ataque al hígado" parece no ser tal cosa sino el producto de una serie de síntomas provocados por la ingestión conjunta de alimentos ricos en grasas y alimentos ricos en carbohidratos. Huevos Fritos con pan, chuletas de cerdo con puré son ejemplos de combinaciones que ponen al sistema digestivo en una encrucijada metabólica que provoca un cuadro que se confunde con un cólico hepático.
El hígado no tiene la culpa de nada: La ingestión de lípidos o grasas provoca la liberación de bilis, un líquido que permite la degradación de las grasas. La bilis posee sustancias emulsionantes (los emulsionantes permiten que las grasas y el agua se mezclen) similares a un jabón. Por otra parte, si junto con la comida muy grasosa comimos carbohidratos (presentes en el arroz, las patatas, el maíz, la harina de trigo, etc), se genera en el intestino una respuesta bacteriana que provoca fermentación. La fermentación del almidón causada por las bacterias que habitan en el intestino grueso libera grandes cantidades de CO2 (dióxido de carbono gaseoso).
Ambas respuestas gastrointestinales por separadas no provocan un cuadro de ataque al hígado pero al darse en forma conjunta la liberación de gases de dióxido de carbono entre los jugos pancreáticos jabonosos de la bilis el resultado es la formación de una gran cantidad de espuma densa que enlentece la digestión, causa pesadez, hinchazón y dolor en la zona donde se produce (en el colon, cerca del hígado). Este conjunto de síntomas es confundido con una inflamación hepática y el hígado, sin tener nada que ver, se lleva la culpa de sentirnos tan mal.
El hígado no tiene la culpa de nada: La ingestión de lípidos o grasas provoca la liberación de bilis, un líquido que permite la degradación de las grasas. La bilis posee sustancias emulsionantes (los emulsionantes permiten que las grasas y el agua se mezclen) similares a un jabón. Por otra parte, si junto con la comida muy grasosa comimos carbohidratos (presentes en el arroz, las patatas, el maíz, la harina de trigo, etc), se genera en el intestino una respuesta bacteriana que provoca fermentación. La fermentación del almidón causada por las bacterias que habitan en el intestino grueso libera grandes cantidades de CO2 (dióxido de carbono gaseoso).
Ambas respuestas gastrointestinales por separadas no provocan un cuadro de ataque al hígado pero al darse en forma conjunta la liberación de gases de dióxido de carbono entre los jugos pancreáticos jabonosos de la bilis el resultado es la formación de una gran cantidad de espuma densa que enlentece la digestión, causa pesadez, hinchazón y dolor en la zona donde se produce (en el colon, cerca del hígado). Este conjunto de síntomas es confundido con una inflamación hepática y el hígado, sin tener nada que ver, se lleva la culpa de sentirnos tan mal.
Buenas! Entonces pan con aceite o huevos con legumbre seria perjuicioso?
ResponderEliminarAsi es, es preferible mantener un balance en comidas
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