La naranja ejerce propiedades beneficiosas para el estómago, siendo capaz de regular las funciones del mismo evitando muchas anomalías como: Gastritis y úlceras gastroduodenales. Además que al pensar en una naranja, rápidamente nos viene a la cabeza la vitamina C, aunque la naranja encierra muchos más beneficios aparte de este. La naranja tiene muchos nutrientes que la convierten en un alimento muy completo y recomendable para el consumo diario.
Para empezar, hay que decir que de cada 100 grs. de naranjas el 85% es agua, así que por ejemplo un zumo de naranja es una buena manera de hidratarnos después de hacer ejercicio y también nos proporcionará minerales y vitaminas, el complemento perfecto para recuperarnos.
Además, la naranja tiene un alto contenido en fibra: de los 20 gramos aproximados que necesitamos de fibra al día, un vaso de zumo de naranja nos aporta casi la mitad, siempre contando que incluye la pulpa.
La naranja procesada en zumo y tomada entre comidas, es capaz de aliviar el exceso de acidez gástrica y ayuda a la curación de las úlceras. Además puede ayudar al hígado con problemas, evitando malas digestiones, hinchazón, fermentaciones.
El zumo de naranja ayudará a producir más bilis, siendo útil en aquellos casos de insuficiencia biliar. Cuando se produce diarrea o estreñimiento, ejerce una función regularizadora del intestino estabilizando las funciones del mismo.
Igualmente puede ayudar a superar problemas de mala digestión, siendo capaz de eliminar aquellos residuos intestinales que son responsables de malestar. Para esto se recomienda beber zumo de naranja diluido al 50 % en agua.
Este jugo tiene propiedades alcalinizantes. Esto supone una ayuda en la depuración de la sangre ya que disuelve los ácidos e impide que estos se sedimenten en los riñones y produzcan piedras en el riñón o cálculos renales.
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