Las hierbas aromáticas pueden ser realmente un gran aliado de muestras preparaciones culinarias, no sólo agregan sabor, color y atractiva a nuestras comidas, sino también nutrientes y beneficios, por caso, el perejil aporta vitaminas C y A, además de calcio y hierro.
Así, cada hierba tiene sus propiedades y le da a nuestros platillos un toque especial, de hecho, desde siempre, algunas son recomendadas para determinados alimentos, y otros, para otros.
Por ejemplo, y de manera general, el azafrán es típico del arroz, o el romero y el tomillo suelen agregarse a las carnes, y en especial, a las rojas, o el orégano es tradicional en los tomates o en las pizzas.
Bien, veamos algunos consejos para tratar y conservar a las hierbas:
*Si las vas a emplear en el momento, frescas, recuerda que es aconsejable añadirlas en los diez últimos minutos de la cocción, para que el calor provoque que desprendan su aroma.
*Para secar las hierbas, deben colocarse en ramitas (sin lavar previamente) y colgarlas boca abajo en algún lugar adecuado, esto es seco, pero sin que le de directamente la luz solar. En el caso de las hierbas secas, a la hora de cocinar, recuerda que una cucharadita de estas hierbas equivale a tres de hierbas frescas.
*Si no se puede disponer de ellas frescas, también es posible congelarlas para utilizarlas más adelante: sólo deben limpiarse bien y picarse, y pueden congelarse en cubitos de agua o de caldo. Cuando son hojas grandes, como la salvia, pueden congelarse directamente, con hojas de papel absorbente entre medio.
*Otra forma de conservación adecuada es en aceite o en vinagre (es recomendable utilizar recipientes cerrados y oscuros, para que no entre la luz).
*En sal también pueden conservarse: en un recipiente ve alternando una capa de sal por otra de las hierbas con una proporción de una parte de sal por cuatro de hierbas.
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