La artrosis es uno de los padecimientos más extendidos en la raza humana, especialmente en nuestras longevas sociedades. Aunque puede presentarse a cualquier edad, lo normal es que sea el padecimiento-estrella a partir de la madurez por el lógico desgaste de las superficies articulares.
Y el mayor inconvenientemente es que se trata de un problema degenerativo que no tiene cura aunque, si se cuida bien, puede ser compatible con una buena calidad de vida.
Independientemente de los cuidados generales que requiere, como el ejercicio suave diario, la postura correcta -con la espalda erguida en las personas que hacen trabajos sedentarios-, el descanso -con las piernas en alto para facilitar el buen aporte de sangre a todas las articulaciones- y evitar cargar pesos, así como los movimientos bruscos, la artrosis puede mejorarse con una serie de normas alimentarias.
En primer lugar es fundamental para ello beber no menos de dos litros diarios de líquido. Con eso se consigue una mejor hidratación general -cosa que en las personas mayores es fundamental-, disminuyen los tóxicos en el organismo y se lubrican mejor las articulaciones.
Es recomendable sustituir las carnes rojas por pescados azules, ricos en ácidos grasos poliinsaturados, especialmente el omega 3. La comida diaria debe llevar verduras en cantidad, especialmente las de conocidos efectos antiinflamatorios como el apio, la zanahoria, el brécol, el nabo (que en ensalada, crudo o rallado está muy rico), espinacas, piña y papaya.
Conviene evitar el uso del alcohol, los excitantes (como el té o el café), la patata, el pimiento y la berenjena.El sobre peso debe ser tratado con anticipación y así no sobrecargar las articulaciones dando un alivio general a todo el cuerpo.
Son útiles las infusiones analgésicas como la corteza de sauce, ulmaria y enebro y las clásicas friegas con alcohol de romero o árnica.
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